13 consejos clave para lograr confort y ahorro energético en casa

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No hay otra forma mejor de ayudar al medio ambiente que practicando un consumo responsable. Además, no solo contribuyes a cuidar tu entorno, sino que también existen numerosos beneficios de adoptar medidas de ahorro energético en casa, siendo la principal el ahorro en tus facturas. Así que toma nota y comienza a poner en práctica, los siguientes consejos para lograrlo:

  1. Aprovecha la luz natural

Una de las formas de ahorrar energía en casa es aprovechar las bondades de la naturaleza. La luz solar es una de ellas, especialmente en España que es territorio muy soleado.

  1. Apaga luces

En el caso de que tengas que encender las luces, acuérdate de apagarlas cuando ya no estés en esta estancia de la vivienda. Y sobre todo, acuérdate de apagarlas todas antes de salir de casa.

Aunque tengas luces LED y consuman muy poco, si siempre las dejas encendidas durante horas acabarás pagando de más en tu factura de la luz sin necesidad.

  1. Consume en horas valle

Aprovecha al máximo tu tarifa de Discriminación horaria. Si todavía no tienes una, es muy probable que te interese contratarla.

Una forma de conseguir un mayor ahorro de energía en casa es aprovechando las horas Valle para cocinar o hacer tareas:

  • Lavadora: Pon las lavadoras por la noche o por la mañana y aprovecha el periodo Valle.
  • Plancha: Deja las prendas que necesitan menos planchado para el final y plánchalas con el calor residual tras desconectar el aparato.
  • Horno: Consume mucho, por lo que si vas a cocinar algo en el horno, aprovecha y hornea más de un plato.
  • Lavavajillas: Ponlo por las noches mientras duermes, aprovecharás la energía más barata.
  1. Tapa las sartenes y ollas al cocinar

Aunque te parezca una tontería, gran parte del calor que se genera al cocinar se escapa si no utilizamos una tapa. No solo tardarás más en calentar la sartén o poner a hervir el agua, sino que además consumirás más energía (si tienes vitrocerámica ésta tendrá que trabajar más y consumirá más energía).

  1. Aprovecha el calor residual del horno y vitro

Tanto el horno como vitrocerámica no pierden el calor de forma inmediata cuando los apagas. Y puedes aprovechar ese calor residual para terminar de hacer lo que estás cocinando.

Si estás asando un pollo en el horno, apágalo 5 o 10 minutos antes y deja que termine de dorarse con el calor residual del horno.

  1. Desconecta los aparatos que no uses

Os recordamos que el ‘stand by’ es uno de esos vampiros invisibles que consumen aunque no nos demos cuenta. Ocurre cuando dejamos conectados aparatos apagados pero todavía enchufados.

En estos casos el aparato, aunque apagado, sigue consumiendo. Algunos ejemplos pueden ser: cargadores, ordenadores, calefactores, aparatos digitales, cepillo eléctrico, etc.

Una forma de hacer que desconectar estos aparatos sea más sencillo y se convierta en hábito para ahorrar en casa es apostar por las regletas. Así podrás desconectar varios aparatos de usa sola vez. Otra opción son los enchufes inteligentes que conectan y desconectan completamente los aparatos sin desenchufarlos e incluso son programables (aunque también son más caros que las tradicionales regletas).

  1. Haz un buen uso de tus electrodomésticos

No todo está en comprar un horno autolimpiable o una nevera nofrost, eso sí que tengan una buena calificación energética. Hay que hacer un mantenimiento continuo a los electrodomésticos para que funcionen correctamente.

Por ejemplo, limpia al menos una vez al año el serpentín de la nevera, mantén limpios los filtros del aire acondicionado cada cierto tiempo, o retira el exceso de polvo de las aspas de los ventiladores para un correcto funcionamiento. Además conseguirás alargar la vida útil de estos aparatos.

  1. Plancha la ropa de una sola vez

La plancha es uno de esos electrodomésticos que consumen más de lo que crees. Necesita una gran cantidad de energía para alcanzar temperaturas tan altas. Por eso es un gran hábito de ahorro centrarnos en planchar toda la ropa que tengamos de una sola vez.

Para hacerlo de la forma más eficiente, empieza por planchar los tejidos que necesiten menos temperatura y continua con aquellos que necesiten más temperatura. Apaga la plancha y acaba de planchar esas pocas prendas que te queden, el calor que todavía tiene la plancha te puede servir para acabar con esta tarea doméstica.

  1. Evita mantener abiertos congelador y nevera

A todos nos ha pasado, abrimos la nevera y buscamos durante un rato sin saber muy bien el qué. Abrir la nevera o el congelador durante un buen rato es una mala práctica si hablamos de ahorro energético.

El frío que genera tu nevera se pierde rápidamente cuando haces esto. Por eso un pequeño consejo para reducir tu consumo de energía en casa es adoptar este hábito: piensa primero y después abre tu nevera.

  1. Ahorrar en calefacción con paneles reflectantes

Los reflectantes de calor son láminas flexibles, con una fina capa de espuma aislante y una superficie metálica, habitualmente plateada. El calor ‘rebota’ en su superficie evitando que se difunda a la pared y lo concentra sobre el radiador que tiene delante. Algunos modelos, en lugar de láminas lisas, están dentados para facilitar la evacuación del calor por convección. La instalación de los reflectantes de calor es sencilla y no requiere herramientas especiales.

Cinco láminas, que son suficientes para cinco radiadores estándar, cuestan unos 40 euros, incluyendo rollos de cinta adhesiva e instrucciones. Pero esta medida nos permitiría tener amortizado el desembolso desde el segundo mes. Otra ventaja para el consumidor es que este producto es fácil de encontrar en tiendas de bricolaje.

  1. Mantén la temperatura adecuada en tu hogar

Este es un hábito algo más complicado. Establecer una temperatura que todos los inquilinos de la casa consideren adecuada o agradable no es nada fácil. Te dejamos una pista aquí, las temperaturas de confort son:

  • Invierno: 20-23 grados
  • Verano: 22-25 grados

Lo que es fácil es mantener la temperatura que se haya acordado. Puedes utilizar termostatos digitales para mantener la temperatura cuando pongas calefacción o aire acondicionado.

  1. Apuesta por el aislamiento térmico

El aislamiento térmico proporciona sostenibilidad y ahorro, dos términos que van de la mano y que se han convertido en las razones principales por las que apostar por esta opción que cada vez estará más presentes en las viviendas.

Según las cifras que maneja el interiorista Sergio Nisticó, hasta un 99% de las viviendas experimentan pérdidas de calor debido a un aislamiento térmico insuficiente. Como nos cuentan desde Ana Silván, esto se debe a que se encuentran altamente envejecidas y a que la mayoría de ellas cuentan con puentes conductores, puntos de la fachada o del tejado en los que se transmite más fácilmente el frío y el calor que en el resto de la superficie. Los puentes se suelen dar en elementos que están en contacto con el aire interno y externo a la vez, o en aquellos que están hechos de un material más conductor.

Estos defectos dificultan el control del gasto de energía, que supone un gasto extra de dinero y una mayor emisión de CO2 contaminante. Ecología y ahorro se convierten por tanto en las grandes razones por las que enfrentarse a este problema.

“Se calcula que con un aislamiento adecuado de cubiertas y fachadas de un bloque de viviendas, se puede reducir su consumo energético entre el 50% y el 65%”, según un comunicado que emitió Europa Press con motivo de la feria Rehabitar Madrid 2019.

Entonces, a la hora de apostar por el aislamiento térmico hay que tener en cuenta cuáles son los puntos débiles de una vivienda, es decir, por dónde se escapa más frecuentemente la energía. Estos suelen ser la fachada, las puertas, las ventanas, el suelo y el techo. También es recomendable conocer algunas características que deben tener los aislantes, como una velocidad de combustión baja y una alta resistencia térmica que ayude a conservar la temperatura. Algunos de los materiales aislantes más comunes son las fibras minerales, como los paneles de lana minera de arena y la lana de roca; o las espumas plásticas como la espuma de poliuretano, las planchas de poliestireno expandido o el poliestireno extruido.

Por ejemplo, en el caso de las ventanas, el equipo experto de Ventanas de PVC Granada afirma que el punto de partida de un buen aislamiento térmico es la tipología y calidad de los materiales que la componen. Siendo así el PVC uno de los materiales que mejores prestaciones ofrecen para el aislamiento, ya que es un no conductor, lo que se traduce en un material aislante natural, especialmente recomendado y adecuado para la fabricación de cerramientos.

  1. Acercarnos lo más posible a la definición de las “passive house”

El famoso nombre de casa pasiva corresponde a aquéllas viviendas diseñadas con una serie de estrategias arquitectónicas para garantizar el mayor nivel de confort interior posible con la menor demanda energética. Se llaman así porque estas estrategias de diseño son pasivas, es decir, que no se encienden o apagan, simplemente actúan por el hecho de estar incorporadas.

Estas casas se caracterizan por contar con:

  • Un diseño que aprovecha al máximo la radiación solar para calentar el espacio interior (generalmente, con grandes ventanales orientados a Sur) y las corrientes de aire naturales.
  • Unos muros y ventanas muy aislantes para minimizar las pérdidas de calor.
  • Unas fachadas muy estancas para eliminar todas las entradas y salidas de aire sin control.
  • Instalaciones de recuperación de calor, para que al ventilar la vivienda no perdamos el calorcito.

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