Existen dos tipos de personas: las adictas a los cambios y las novedades y las que prefieren la estabilidad y la rutina. Ambos caracteres son totalmente contrarios y antagónicos. Estos dos tipos de forma de ser tienen sus consecuencias en el hogar: los primeros tienen preferencia por cambiarse de casa, mover los muebles de sitio, modificar el color de las paredes, el mobiliario… Los segundos son maniáticos en que todo permanezca igual y se sienten bien conociendo su casa al dedillo, sabiendo que ocurra lo que ocurra en su día a día el hogar es un lugar estable y seguro al que volver.
Atendiendo a la economía doméstica, sale mucho más rentable pertenecer a los del segundo grupo. Pero por suerte o por desgracia eso es algo que no podemos elegir. Así que si eres de los que necesitan el aliciente de la novedad en su vida y tener ante la vista un panorama nuevo cada cierto tiempo, vamos a darte una serie de consejos para lavarle la cara a tu casa sin gastar mucho dinero.
En ciudades grandes como Madrid o Barcelona hay mucha más disponibilidad de tiendas de lámparas y decoración, como Decoración y Lámparas, con precios muy económicos para añadir nuevos detalles al hogar (cortinas, cuadros, alfombras, cojines…). Con muy pocos recursos e introduciendo pequeñas variaciones se pueden conseguir cambios muy significativos en el ambiente que transmite una estancia. Pero también podemos redecorar nuestra casa y ahorrar acudiendo al reciclaje de materiales. Una tela de un vestido viejo que nos encantaba, una sábana o una cortina pueden servir para forrar unos cojines, confeccionar un mantel a retales o forrar una simple caja de cartón y utilizarla como almacenaje decorativo. A veces el truco está en tirar menos y aprovechar más, además de cuidar lo que tenemos: utilizar posavasos y manteles sobre los muebles de madera, no cortar alimentos ni utilizar productos corrosivos sobre las encimeras o poyetes de mármol… Incluir cualquier objeto de decoración sobre estas superficies, como un florero con flores frescas o cualquier recipiente con popurrí y unas gotas de perfume para el hogar, velas o frutas y verduras le darán un aire agradable a cualquier estancia.
Y una opción algo laboriosa pero muy efectiva para un cambio considerable en cualquier habitación es pintar las paredes. Además, podemos elegir un formato distinto del tradicional para introducir modificaciones que no solo se basen en el color. Por ejemplo, podemos pintar solo una pared con un color fuerte y pintar el resto en colores neutros. O, si la habitación cuenta con pilares, podemos pintarlos de otro color o dejarlos en blanco en contraste con el fondo de las paredes. Si lo que queremos es modificar toda la casa y no una sola habitación, quizá prefiramos contratar a un pintor profesional. Aunque con un poco de esfuerzo y paciencia, lo mejor será que los pintores seamos nosotros. La alternativa a la pintura en las paredes está en las modernas decoraciones de vinilo, decoraciones adhesivas que puedes colocar sobre las paredes con un motivo personal que nos agrade (siempre que nuestras paredes no sean de gotelé).
Al final se trata de echarle ganas e imaginación. Además, el reciclado de materiales, confección de textiles, sembrado de plantas o repintado de las paredes puede convertirse además en una actividad agradable que nos relaje durante su ejecución y gratifique con el resultado.