Es maravilloso cuando llega un nuevo miembro a la familia ¿verdad? Todo el mundo se pone como loco, empezamos a comprar ropa, utensilios y demás productos infantiles y, normalmente cuando sabemos el sexo del bebé, empezamos a decorar la habitación. Muchos padres optan por pintar murales en las paredes o pegar vinilos decorativos, pero a veces no es lo más sensato y a continuación veremos por qué.
Cuando el bebé llega a la familia y vemos a esa preciosidad en su cuna, pintar un osito dormilón en la pared de detrás puede parecernos una idea maravillosa pero, si no estás dispuesto a retocar esa pintura de vez en cuando e incluso a cambiarla por completo en pocos años, más vale que pienses dos veces lo que vas a hacer antes de coger la brocha.
El niño, o la niña, cuando cumple los cuatro o cinco años, empieza a tener preferencias en ciertos aspectos y puede que le apetezca más tener un bólido dibujado en la pared, tipo “Cars”, que un monísimo osito de peluche. Llegados a este punto tienes dos opciones, decirle al niño que se aguante con lo que hay o pintar la pared para eliminar al osezno.
A veces incluso tenemos problemas antes de llegar a los cinco años, y es que no sería la primera vez, ni la última, que un/a niño/a de tres años con las manos llena de pintura de dedos se acerca peligrosamente a las paredes blancas de su habitación y estampa su huella en ellas o, simplemente, se manchan por el paso del tiempo y del uso, ¿qué hacemos entonces? Pues aquí volvemos a tener dos opciones más. Una de ellas no varía: pintas toda la pared y le dices adiós al oso; y la otra posibilidad es retocar el oso respetando todos los contornos para eliminar las manchas y conservar el mural. Ambas opciones son tediosas aunque os puedo asegurar que la segunda lo es mucho más.
Con el tema de los vinilos te encuentras además con que, si tienes gotelé (algo que muchas viviendas aún conservan) tendrás problemas para pegarlos. Si el gotelé es suave, puede que tengas suerte y, utilizando una esponja para apretar bien y un poco de calor, consigas dejar fijo el vinilo, pero como el gotelé sea de los de antaño, de mediano a grande (que es lo normal), te puedo asegurar que el vinilo no se va a pegar bien y, además, quedará fatal, así que olvida la idea.
Decora con el textil
Seguramente ahora os estaréis preguntando cuál es mi idea entonces ¿verdad? Pues yo os aconsejo que os olvidéis de las paredes y os centréis en los textiles y la decoración que podéis aportar a la habitación.Hay textiles infantiles que son una auténtica maravilla para los sentidos. En el catálogo de Rioma podéis encontrar muchísimos diseños, y que son fabricantes de tejidos infantiles, y hacen unas creación que son fantásticas para decorar casi cualquier habitación infantil.
Cuando nació mi segundo hijo, habiendo ya pasado por el primero y sabiendo que lo de las paredes era una mala idea, decidí dejar las paredes blancas, impolutas, y decoré la habitación con unas cortinas preciosas, una colcha de ensueño, varios detalles por aquí y por allá, y una tarta de pañales que me regalaron cuando nació. De este modo, sin necesidad de pintar ñoñerías en la pared, se veía de un simple plumazo, que se traba de la habitación de un bebé.
Recuerdo que compré unas colchas originales en Home Olé porque me llamaron mucho la atención cuando las vi. Me parecieron preciosas, con un toque vintage maravilloso, y luego compré un par de cojines a juego. Añadí un montón de peluches al espacio porque entre los que me regalaron, lo que compré yo y los que heredó de su hermano podía haber montado perfectamente una tienda de juguetes.
También jugué un poco con los colores y añadí objetos en rojo que, junto a las cortinas y los cojines aportaron el toque de color divertido a la estancia. En mi opinión fue todo un acierto huir de lo complicado y ceñirme a lo sencillo porque además el resultado fue espectacular.