Muchos de los grandes problemas de las comunidades de vecinos surgen de la gestión defectuosa o interesada del administrador o administradores de fincas asignados para la realización de esta tarea. Estas prácticas fraudulentas son más fáciles de ejercer cuando los propietarios no se encuentran habitualmente en sus casas, por ser estas destinos vacacionales típicos como Alicante, Valencia o, en general, el este y el sur de España.
En realidad, la gestión apenas requiere tareas difíciles, sobre todo para el día a día de recibos, ingresos, gastos mensuales y el control de impagos. Esta es la base fundamental sobre la que se asienta una buena gestión y es justamente en este punto donde se pueden detectar la mayoría de los problemas que suelen derivar en gestiones interesadas y poco transparentes.
Lo principal en la administración de fincas: ética y profesionalidad
Estos son los aspectos sobre los que se ha de fundamentar el trabajo de un administrador. Cuando se busque a una persona o a una empresa para que realice este trabajo, ha de tratarse de lograr que sea un profesional cuyo único interés consista en una efectiva gestión de la comunidad y que el logro de beneficios repercuta en todos los propietarios.
Habrá que evitar la conocida picaresca española y la “cultura del pelotazo”, que están a la orden del día en este país y parece que son como un veneno que se extiende allá donde se encuentre el dinero de todos los ciudadanos y el poder.
Muy a pesar de estas malas prácticas, que se encuentran a la orden del día en nuestro país y, por lo que parece, en muchos otros en los que predomina el egoísmo, el cohecho, el nepotismo y la corrupción sigue habiendo empresas, asesorías y personas cuyo trabajo se centra en el logro del bien común.
Detectar malas prácticas por parte del administrador
En el caso de tener dudas sobre la gestión de un administrador o si se tienen sospechas de una mala praxis, existenuna serie de estrategias que pueden ayudar a detectar si efectivamente la comunidad está siendo malversada o no.
Lo primero que se puede hacer es comprobar si existe una cuenta única. Es decir, si el administrador, que es probable que dirija más de una comunidad, sobre todo en el caso de una empresa, tiene una única cuenta para gestionar todas las comunidades que tiene bajo su cargo. En este caso, el administrador puede mezclar ingresos de varias comunidades, tapar gastos de una con ingresos de otra, no se puede saber nunca el saldo y, además, el titular de esa cuenta es el propio administrador.
Si se da este caso, el problema puede ser importante porque todas las comunidades que se encuentren bajo el amparo profesional de este administrador pueden ser engañadas. Además, en el caso de los intereses de las cuentas, estos pueden dejar de percibirse porque una comunidad con saldo positivo puede dejar de estarlo por una cuenta en negativo de otra.
Otro punto clave es la transparencia en la gestión. Es preciso tener acceso, por parte de todos los propietarios, a las facturas, saldos, cuentas o recibos impagados. Esta vía es la mejor forma de tener una administración no interesada y que repercuta finalmente en el beneficio común.
Es muy importante tener conocimiento de todos los presupuestos para cada obra o cada acción que se haga en la propiedad común. En el caso de una gestión opaca y poco profesional, es normal que los administradores contraten todos los servicios a una misma empresa para cubrir todas las necesidades de la comunidad (limpieza, mantenimiento de ascensores, jardinería o piscina). En este caso los precios no suelen ser competitivos y es posible que el administrador tenga algún tipo de interés adicional, como comisiones o dar trabajo a algún conocido o a alguna empresa en la que sea partícipe.
La mejor forma es que el administrador solicite varios presupuestos y que los presente a la junta general, que será la encargada de elegir libremente y según los criterios establecidos por la mayoría, la mejor de las opciones propuestas.