Siempre he pensado que, aunque no tenga nada de técnica ni sea una artista, podía plantearme hacer un cuadro especial para colgar en mi propia vivienda, el día que la tuviera claro está. Hasta ahora siempre he vivido de alquiler, no por gusto, sino porque con mi sueldo era imposible que un banco me concediera una hipoteca a pesar de que casi pago más alquiler que lo que pagaría al mes si tuviera una así que, esa idea siempre ha quedado en el tintero, hasta hoy.
No es que me haya tocado la lotería ni mucho menos pero hoy en día ya puedo plantearme la posibilidad de acudir a un banco y solicitar una hipoteca, compartida con mi pareja por supuesto, y ahí está la clave porque a no ser que tengas un sueldazo me temo que harán falta dos sueldos decentes para meterte en algo así. Pero bueno, lo importante es que lo hemos conseguido y a pesar de que aún no tenemos nada firmado ya tengo el piso mirado, la reserva realizada y estamos a la espera de la aprobación oficial del banco pero el agente ya nos ha confirmado que la hipoteca es nuestra.
No sé si lo habéis sentido alguna vez pero como no creo que ser especial supongo que muchos de vosotros habréis estado ya en la encrucijada de sentimientos en la que estoy yo ahora mismo. Por un lado contenta y nerviosa, emocionada por la nueva vida que me espera ahora al lado de la persona que quiero e ilusionada por poder decorar toda la casa como más nos guste, pensando ideas, haciendo bocetos y, por supuesto, midiendo cada pared para hacer planos con los muebles de Ikea. Pero por otro lado tengo miedo, mucho miedo, porque la situación actual nos obligará a pagar cada mes esa hipoteca y en caso de pérdida de empleo o de problemas económicos por cualquier motivo no podemos simplemente dejar de pagar e irnos a otro piso más pequeño, sino que tenemos que apechugar con esa hipoteca que ahora mismo no tenemos problema en pagar pero que nunca se sabe cómo se puede estar de aquí a unos años.
En casa todos me apoyan. Mi madre dice que si no me lío la manta a la cabeza ahora ¿cuándo lo voy a hacer? Por no hablar de que según ella mi vida ya es lo suficientemente estable como para meterme en algo así y pensar en tener algo mejor es, tal vez, un sueño inalcanzable. No porque yo no lo valga, o porque no lo valga mi pareja, sino porque los sueldos son los que son, los contratos indefinidos tienen la “seguridad” que tienen y por ahora ningún Gobierno va a venir a darnos nada mejor, a no ser claro está que te saques una plaza de funcionario en algún sector y tu sueldo esté asegurado sí o sí mientras el país siga funcionando. Pero claro, no todos podemos ser funcionarios ¿verdad?
El cuadro
Todo esto para contaros que, por fin, ya puedo plantearme hacer mi cuadro, ese que pondré en la entrada para recibir a todas las visitas, ese que diga: “bienvenidos, esta es mi casa”. Pero, ¿cómo pretendo hacer un cuadro si la realidad es que no tengo ni idea de hacerlo? Pues la respuesta, como en todo, la encontraremos en YouTube.
No quiero dármelas de nada pero he de decir que sé dibujar. Bueno, miento, no sé dibujas porque nadie me ha enseñado ninguna técnica para hacerlo y probablemente haga muchísimas cosas mal pero tengo cierta “gracia” para dibujar siempre y cuando no meta nada de color, porque eso sí, pintar no es lo mío.
Debido a ello pensé en buscar un buen diseño, algo que me gustara, comprar carboncillo y hacer un cuadro en blanco y negro precioso, pero lo he descartado directamente por dos motivos. El primero es que no sabría de dónde sacar un diseño y yo se dibujar siempre y cuando sepa qué voy a plasmar en papel, pero si no tengo ni idea, por mucha imaginación que le ponga, os puedo asegurar que saldría un churro. Y el segundo es que para dar la bienvenida a mi casa no quiero algo tan sobrio, en blanco y negro, lo que quiero es una bienvenida alegre e incluso divertida.
Descartada por tanto esa posibilidad solo puedo optar por YouTube.
He visto mil ideas de cómo hacer un cuadro aunque no tengas ni idea de por dónde empezar y he de decir que hay muchas cosas que me han llamado la atención positivamente. Hay personas que tienen una imaginación increíble y que son capaces de hacer obras de arte, o simularlas, con cualquier cosa, incluso con harina, arena de playa o cemento, impresionante. Pero bueno, yo no pido tanto. Personalmente me conformo con algo mucho más sencillo pero llamativo, algo que tenga mi personalidad y que, al mismo tiempo, se vea elegante y vistoso, pero que no se note que lo he hecho yo.
A ver si me explico. Es como cuando un niño se pone a mezclar pinturas y crea un lienzo enorme que poco se diferencia de aquellas pinturas abstractas que viste en el museo. Probablemente quien entienda de pintura sabrá diferencias una cosa y la otra, no dudo del arte de quien hace este tipo de cuadros, pero para el resto del planeta son dos lienzos con muchos colores cuyo resultado es estético, o al menos aparentemente estético para quien observa el cuadro en ese momento. Pues bien, yo quiero algo así. Quiero pintar algo que pueda haber sido creado por un estudiando de bellas artes en plena ebullición de creatividad aunque no lo sea, quiero que parezca un cuadro comprado en la galería de arte de la ciudad, quiero que quien lo mire piense: “me gusta” o “no me gusta” pero “queda genial en la entrada”. Y para ello voy a recurrir a esta pintura acrílica Amsterdam.
Mi idea: la pintura acrílica tiene una textura pastosa, tipo gel aunque un poco más compacta, que me permite jugar con ella sin que se me escape demasiado rápido como sí ocurriría de ser más líquida. Además, aunque no tengo ni idea de marcas, según algunos blogs de bellas artes que he leído, la firma Amsterdam parece crear pintura con la textura perfecta para llevar a cabo mi idea. Voy a comprar varios tarros de pintura acrílica en tonos llamativos, probablente dos botes azul metalizado, dos botes amarillos, dos botes verdes, dos botes lilas brillantes, dos botes rosas y dos botes negros, para conseguir el contraste que quiero. Luego voy a meter todos los colores, uno detrás de otro, en un tubo largo y estrecho que ya he conseguido y lo voy a colgar del hecho (como he visto en varios vídeos de YouTube). Al final del tubo voy a poner una especie de embudo para asegurarme de que la pintura cae en un chorrito pequeño, y no de golpe, poco a poco, como en un grifo que has abierto solo lo suficiente como para que caiga a chorrito y no gota a gota, pero muy suave. El lienzo estará en el suelo y quitaré el tapón del embudo justo cuando le dé fuerza al tubo para que empiece a girar como un péndulo sobre el lienzo y el resultado será un cuadro de ondas fantástico realizado prácticamente sin pintar.
Una vez se haya acabado la pintura del tubo quiero plasmar las huellas de mis 10 dedos de las manos en algunos puntos en los que se crucen los anillos formados por la pintura y, por supuesto, firmaré el cuadro con negro en la esquina inferior derecha.
Puede que no sea una maravilla pero será mi cuadro y dará “el pego” porque he visto el resultado de cómo queda esta técnica en muchos vídeos de YouTube y es exactamente lo que quiero para dar la bienvenida a mi nuevo hogar: algo colorido, divertido e incluso alocado, pero con una forma elegante, nada hecho a lo loco y sin sentido, y que pueda verse estético. Es decir, perfecto.
¿Os gusta mi idea o no?
Si se os ocurre algo mejor siempre podéis contármela en los comentarios porque hasta dentro de un par de meses no llevaré a cabo mi diseño. Probablemente lo pintaré, si a eso se le puede llamar pintar, en el patio de la casa de mi madre, cuyo suelo es fácil de limpiar a base de manguerazos. O mejor aún, no me deis la idea, dejadme un enlace a algún video que pueda ver para aprender la técnica y ver el resultado. ¿Os animáis?