En qué consiste la terapia ocupacional en geriatría

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La terapia ocupacional en geriatría es un método de tratamiento que afecta positivamente el estado físico y mental de una persona con demencia. La terapia ocupacional se basa en el supuesto de que involucrar a una persona mayor en actividades diarias significativas y rutinarias mantiene su autosuficiencia y promueve la confianza en sí mismo.

La terapia ocupacional también incluye actividades diarias comunes como lavarse las manos, cepillarse los dientes, preparar alimentos, caminar, ir de compras, cocinar, hornear, escribir, colgar o doblar la ropa.

Los profesionales de la Residencia de ancianos Castilla, señalan que el objetivo de la terapia ocupacional es mantener la autosuficiencia de una persona afectada por el síndrome de demencia durante el mayor tiempo posible y en la mayor medida posible. Además, las actividades de terapia ocupacional le permiten experimentar alegría por las tareas completadas.

La terapia ocupacional se lleva a cabo en situaciones reales, ya sea en un centro de respiro para personas mayores con demencia o en un entorno doméstico.

Otras actividades de activación

  1. Entrenamiento cognitivo.
  2. Fisioterapia y ejercicios de fitness.
  3. Terapia de reminiscencia.
  4. Canisterapia.
  5. Dramaterapia.

1. Entrenamiento cognitivo

El entrenamiento cognitivo funciona como prevención contra el desarrollo del síndrome de demencia y como medio para mantener la autosuficiencia durante su curso.

Entrenar la memoria y otras funciones cerebrales en las personas mayores es muy importante. Las funciones cognitivas del cerebro se deterioran con la edad, disminuyen, y por lo tanto es deseable entrenar o estimular estas funciones de alguna manera a largo plazo. La forma ideal de prevenir el deterioro cognitivo es mediante la prevención. Así que empezamos a entrenar en un momento en el que no hay problemas de memoria, etc., todavía no lo sentimos. Por supuesto, el entrenamiento también es adecuado para aquellos que sienten que «su memoria ya no es lo que solía ser». Es precisamente mediante un fortalecimiento selectivo de la memoria y otras funciones o mediante el uso de diversas técnicas y ayudas para la memoria que se puede revertir este estado o, en el caso de un deterioro cognitivo ya visible, al menos garantizar que este proceso se ralentice o no empeore.

Las funciones cognitivas incluyen:

  • Memoria a corto plazo y a largo plazo (respectivamente sensorial o ultracorta, que dura unos segundos; sensorial o de corto plazo, que se refiere a 5 a 9 elementos y dura de segundos a minutos; la memoria a largo plazo es inconsciente durante la mayor parte de la vida y se divide además en procedimental y declarativa).
  • Atención y concentración.
  • Velocidad de pensamiento y comprensión de la información.
  • Funciones expresivas y comprensión del habla (habla, escritura, dibujo, gestos y expresiones faciales).
  • Funciones ejecutivas (planificación, organización, resolución de problemas, autorregulación emocional).
  • Orientación y percepción espacial.

2. Fisioterapia

La actividad física beneficia a todo el cuerpo, mejora el estado de ánimo y la función cerebral.

La fisioterapia y los ejercicios de fitness mantienen o incluso mejoran las capacidades motoras y manuales de una persona mayor con demencia. La terapia del movimiento sirve para mantener una buena condición física, la tensión muscular adecuada, el equilibrio, la agilidad y la movilidad de las articulaciones. El ejercicio regular es extremadamente importante para una persona con enfermedad de Alzheimer. El movimiento por sí mismo previene el dolor, activa una sensación de bienestar y autosuficiencia. La respiración adecuada también es importante a la hora de activar las capacidades físicas.

El entrenamiento físico consiste en ejercicios básicos que se realizan desde la cabeza hasta los talones y los dedos de los pies. También ejercitan los ojos y todos los músculos faciales. Podemos incluir en los ejercicios de fitness masajes de las plantas de los pies, palmas de las manos, cuello y otras partes del cuerpo. El entrenamiento físico debe tener una estructura clara y un marco temporal durante el cual se realicen ejercicios básicos, juegos adicionales y relajación final.

Podemos reproducir música adecuada para crear un ambiente agradable mientras hacemos ejercicio. Puedes hacer ejercicios de fitness de pie, sobre colchonetas, en círculo en sillas o en una cama. Esto depende de las capacidades y el estado de salud de la persona mayor con demencia.

Si se trata de un ejercicio grupal en sillas, las sillas se colocan en círculo con suficiente espacio para que todos los participantes puedan verse y al mismo tiempo crear espacio para una ejecución cómoda y correcta de los ejercicios. El círculo también es adecuado por los juegos adicionales, que son refrescantes y divertidos. Elegir juegos de «romper el hielo» en círculo conocidos y adecuados para personas mayores (pasar la pelota, electricidad, juego del gato y el ratón, círculo de masajes). La relajación puede tomar la forma de cerrar los ojos, quedarse en silencio, hacer ejercicios de respiración, relajar todo el cuerpo y calentar la cara.

Nunca hacer ejercicio a pesar del dolor. Un ligero tirón está bien, el dolor no. El objetivo es estirarse y relajarse. Siempre que sea posible, utilizar ayudas para el ejercicio como pelotas, pelotas corporales, pelotas de masaje (erizos) y fortalecedores de dedos de goma; discos táctiles (equilibrio, masaje, percepción sensorial), colchoneta de equilibrio (equilibrio), pedal, goma elástica o cuerda.

Si el ejercicio se realiza en grupo, es necesario vigilar el estado de salud de todos los participantes. Los ejercicios que practica el trabajador de activación deben ser manejables por la mayoría de las personas del grupo. La motivación es importante, los pacientes necesitan apoyo y no comparación. Después del ejercicio, podemos pedir retroalimentación sobre quién disfrutó qué ejercicio, qué fue más desafiante, qué fue divertido, etc.

3. Reminiscencia

El término reminiscencia proviene del latín reminiscere y significa recordar. La terapia de reminiscencia trabaja específicamente con recuerdos que pueden animar a una persona, señalar su valor y fortalecer las buenas relaciones.

Recordar los años de vejez nos ayuda a darnos cuenta de nuestro propio valor en los momentos en que las cosas ya no se pueden hacer como antes. Aunque ya no pueda hacer algo, sigo siendo yo, la misma persona que no se ha perdido en la vida y ha logrado mucho. Gracias a la reminiscencia, los roles y logros de la vida pueden ser recordados y traídos al presente.

Compartir recuerdos en pareja o en grupo da la oportunidad de experimentar un sentido de pertenencia y reír juntos. Al compartir recuerdos difíciles, un grupo puede apoyar a una persona y expresarle apoyo. Recordar juntos puede estar lleno de humor, alegría y esperanza.

Recordar es una actividad natural para las personas mayores y, para la mayoría de ellas, apropiada. El papel de un trabajador de reminiscencia o cuidador familiar es apoyar la reminiscencia y, si es necesario, ayudar a registrar los recuerdos de manera apropiada.

Esto puede ser un valor añadido dentro de la atención de rutina, donde se pueden hacer preguntas en momentos apropiados sobre los acontecimientos y la historia de la vida de una persona con enfermedad de Alzheimer. Por ejemplo: «Hoy está nevando afuera. ¿Recuerdas cómo eran los inviernos cuando eras pequeño?»

La reminiscencia tiene un objetivo predeterminado (por ejemplo, fortalecer las relaciones intergeneracionales en la familia, apoyar la adaptación de un nuevo cliente en la institución) y su contenido se prepara en consecuencia.

La terapia de reminiscencia es muy adecuada para las personas mayores con demencia porque se centra principalmente en la memoria a largo plazo y motora, que conservan incluso en las últimas fases de la enfermedad. Letras de canciones, pasos de baile, movimientos asociados a trabajos previamente realizados, todo esto funciona incluso cuando se pierde la capacidad de hablar.

Podemos utilizar la técnica de la línea de tiempo y ejes de vida. Es sencillo, trazamos un eje (línea) cuyo punto de inicio es la fecha de nacimiento del mayor. En un lado del eje registramos acontecimientos históricos y locales y en el otro lado acontecimientos de la vida personal de una persona. Esto muestra claramente cómo los acontecimientos históricos pueden influir en la vida personal de una persona. Por ejemplo, si pasó su juventud durante la guerra, esto trae consigo temas específicos para recordar.

Por tanto, conocer la propia historia de vida es útil y permite trabajar con temas que nos interesan personalmente. Si no lo conocemos, podemos inspirarnos en la época en la que vivió el mayor e intentar ver a qué temas respondería positivamente. Para reavivar recuerdos olvidados hace mucho tiempo, podemos utilizar los llamados «estímulos reminiscentes». Que es cualquier cosa que le recuerde a una persona algo de su pasado. La mayoría de los estímulos se centran en uno de los sentidos (vista, oído, gusto, olfato, tacto).

Los recuerdos se despiertan mediante:

  • ver fotos familiares o imágenes de lugares familiares,
  • mirar objetos que le recuerden algo a la persona mayor con demencia (juguetes viejos, platos o herramientas de trabajo),
  • viajes a lugares cercanos a la persona con demencia,
  • escuchar tu música, canciones y sonidos favoritos que te recuerden lugares favoritos (sonidos de agua, bosque, tren),
  • cantando canciones conocidas,
  • platos favoritos, especialmente los de la infancia y la juventud,
  • el olor a madera, a flores, a heno, a Navidad, a solvina, a tu perfume favorito o a tocino tostado,
  • tocar materiales como madera, telas, jabón en barra o goma,
  • acariciando el pelaje de un animal favorito,
  • sumergiendo las palmas en agua,
  • realizar movimientos familiares, como pasos de baile, tejer, hacer crochet o escribir a máquina, que estimulan la memoria motora y también son adecuados para personas mayores en etapas avanzadas de la enfermedad de Alzheimer.

4. Canisterapia

La canisterapia sirve como método de apoyo en la atención de rehabilitación. Se trata del contacto terapéutico entre un perro y una persona. Un perro de terapia canina motiva la pronunciación correcta, por ejemplo al dar órdenes. Al comunicarnos con y sobre los perros, practicamos el habla.

Durante la canisterapia, las personas con demencia practican la motricidad fina y gruesa y estimulan los sentidos. El contacto con un pelaje suave y agradable al acariciar, lamer la mano, darle golosinas, peinar al perro, lanzarle juguetes o caminar por el pasillo con el perro con correa brinda experiencias placenteras a las personas mayores con demencia.

Está comprobado que las personas mayores que poseen un perro están más satisfechas con su vida que aquellas que no lo tienen. Un perro es una cura para la falta de atención, el olvido y la confusión relacionados con la edad. La supervisión es necesaria durante la interacción entre una persona mayor con demencia y un perro de terapia canina. El terapeuta canino debe saber qué tipo de relación tiene el adulto mayor con los perros y cómo se comunican.

Un perro ofrece sinceramente amor y amistad a las personas, evocando un sentimiento de necesidad y respeto mutuos. La persona mayor asume la responsabilidad al interactuar con él, lo que aumenta su confianza en sí mismo. La buena relación de una persona mayor con los animales puede suplir las relaciones interpersonales faltantes, reforzar el sentimiento de satisfacción, de alegría, pero sobre todo, reforzar el sentimiento de salud subjetiva.

5. Dramaterapia

La dramaterapia es un método de psicoterapia de grupo que utiliza los medios del arte dramático con fines terapéuticos. El psicodrama o terapia teatral es algo muy cercano a ella.

La importancia de la dramaterapia y de los procedimientos psicoterapéuticos afines radica en el ámbito psicológico y social. Los clientes de los servicios de ayuda social son dirigidos principalmente a:

  • mejorar las habilidades sociales y la comunicación interpersonal,
  • mantener la capacidad de responder adecuadamente a diversas situaciones sociales, especialmente aquellas que implican conflicto y estrés,
  • obtener una visión del propio comportamiento y motivación,
  • apoyar la capacidad de comprender las emociones, motivos y acciones de otras personas,
  • la capacidad de expresar emociones, problemas psicológicos y sociales de forma indirecta, a veces también metafórica, reduciendo así la tensión interna,
  • obtener una visión más realista de las propias capacidades, comportamiento y estatus social,
  • aumentar la resistencia al estrés psicológico y armonizando la personalidad.

La dramaterapia y otros tipos de psicoterapia relacionados ayudan a las personas con:

  • trastornos y enfermedades psicológicas,
  • trastornos en las áreas sociales y psicosociales,
  • autismo y discapacidad mental.

La dramaterapia también se puede utilizar con éxito cuando se trabaja con personas mayores que padecen la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, la dramaterapia tiene sus propias especificidades para este grupo, que están determinadas no sólo por el declive del intelecto, sino también por otros problemas físicos y psicológicos que acompañan a esta enfermedad.

El objetivo de la terapia dramática para personas mayores con demencia también es diferente. Se trata principalmente de:

  • estimulación del habla y de funciones cognitivas como el pensamiento, la memoria o la percepción,
  • fortalecer la capacidad de concentración y cooperación,
  • mediando la experiencia de emociones positivas y alegres.
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