Es curioso comprobar cómo todo puede cambiar de un mes a otro, incluso de un medio de comunicación a otro. Mientras podemos leer algunos artículos que aseguran el repunte de la compra venta de viviendas, tanto de obra nueva como de segunda mano, en otros artículos leemos que se ha paralizado el crecimiento del sector y que estamos en un momento de parálisis que aún no sabemos cuánto puede durar. Y mientras, los alquileres, por las nubes.
En El país, hace menos de un mes, se publicaba que la compraventa vuelve a crecer tras haber dejado de hacerlo en abril pero que crecía en tan solo un 1%, algo que apenas tenía significancia.
Por otro lado, en Idealista publicaron que las inmobiliarias preveían que las ventas y alquileres siguieran activos, aunque con precios más moderados.
Y por otro lado, las estadísticas de numerosos municipios, como la ciudad de Burgos, nos muestran que la vivienda protegida es la que lidera la venta de casas nuevas, por lo que las viviendas de obra nueva de contratas privadas sin acuerdo de colaboración con Ayuntamientos no están teniendo tan buenos datos como nos hacen creer.
Es como una especie de carrera de obstáculos donde los atletas, además de saltar barreras, pasar por charcos o arrastrarse por barro, no dejaran de dar vueltas en círculos volviendo prácticamente al mismo punto de partida. En otras palabras, que el sector se estabiliza, se ralentiza, se desacelera, crece un poco, vuelve a decrecer, se estabiliza de nuevo, se ralentiza, se desacelera y de nuevo vuelta a empezar en una especie de imagen mental de la pescadilla que se muerde la cola.
De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística, el pasado mayo se vendieron en España 47.558 viviendas, solo un 1´1% más que el mes de mayo de 2018, así que de momento no podemos ver realmente un crecimiento paulatino sino, más bien, un estancamiento.
Los profesionales de Inmodoñana, una de las inmobiliarias que menos crisis vivió en su día al estar focalizada en la venta de inmuebles en un paraje tan emblemático como los alrededores de Doña Ana, asegura que quienes hablas de crisis inmobiliaria están totalmente equivocados, pues no la hay ni la habrá en los próximos años, pero sí puede que todo se estanque y el ritmo de crecimiento económico en el sector se quede estático durante algún tiempo.
Estancamiento
Y es que no solo es en mayo donde vemos esa paralización o frenado en la compraventa de casas, sino que la evolución intraanual viene demostrando que el crecimiento es irrisorio desde hace meses. Entre enero y mayo de este año se han vendido 222.596 pisos y casas, solo un 1,8% más que entre enero y mayo del año pasado.
¿Deberíamos por tanto alarmarnos? Pues, en realidad, los expertos dicen que no. Una cosa es que el sector no siga creciendo y otra cosa muy distinta es que disminuya y, mientras esto segundo no ocurra, no deberíamos por qué temer una especie de recaída negativa del sector de la compraventa de viviendas.
Debemos tener en cuenta que el ritmo de crecimiento que hemos tenido desde 2015 ha sido muy positivo, por lo que, aunque no crezca más, estamos mucho mejor de lo que estábamos en 2015 y, por ende, aunque se tarde más, la lógica dice que seguiremos mejorando poco a poco.
Por comunidades, en cuestión de compraventa (ya sea de obra nueva o de segunda mano) Andalucía es quien más transacciones hizo, seguida de la Comunidad Valenciana, Cataluña y Madrid. En el extremo opuesto, las mayores caídas las han sufrido Navarra, La Rioja y Canarias.
No obstante, las encuestas publicadas hasta ahora señalan que el español vuelve a tener mayor confianza en la venta que en el alquiler, lo que nos devuelve a la tónica cultural que hemos tenido hasta ahora y que choca notablemente con la de otros países europeos y americanos que suelen tener en mejor estima el alquiler por muchos motivos: desde el económico hasta la libertad que te ofrece no tener nada en propiedad para toda la vida.
Y es que tal vez la culpa la tengamos nosotros, o nuestro sistema, porque mientras que las rentas se estancan, los alquileres suben, y esto hace que cada vez sea más complicado plantearse alquilar una vivienda. Y eso por no hablar de los dos meses de fianza que se suelen pedir, e incluso un aval además de la nómina. La parte positiva es que las inmobiliarias creen que el precio del alquiler ha tocado techo, y a partir de ahora, lo normal es que se frenen e incluso bajen.